La semana pasada discutimos en grupos en clase sobre la lectura de ¿Qué es la concepción del mundo? de Manuel Sacristán. En nuestro grupo de debate el primer que realizamos fue nombrar a un observador, que realizó a su vez la función de coordinar el debate. Además, decidimos dividir el debate en 3 fases.
Durante la primera, individualmente anotaríamos las ideas principales de la lectura, y los comentarios que se nos ocurriesen al respecto, para concretar la discusión y hablar de cada uno de los temas que cada uno de nosotros quería tratar. Además, se decidió que se intervendría por turnos según la necesidad de opinar o intervenir, pidiendo el turno a mano alzada.
La segunda fase fue la presentación del texto. En esta fase, y ya sobre la marcha, nos encontramos con la necesidad de dividirle en dos etapas: la primera consistiría en una identificación general de las ideas principales del texto; y una segunda etapa en la que entraríamos más profundamente en el desarrollo de las ideas.
Como ideas principales del texto de Sacristán se destacaron en el debate, sobre todas, la definición de concepción del mundo. Se destacó también la idea general del texto de que las ideologías que tratasen de proponer una concepción del mundo no podrían ser ciencia (aunque fueran denominadas como tal), sino que se trata de filosofía.
Más profundamente, el texto nos transmitió tres ideas mas concretas sobre esas ideas principales. Las concepciones del mundo contienen afirmaciones generales que no pueden ser verificables, por lo que no se podría hablar de ciencia. Además, las concepciones del mundo no pueden ser consideradas como universales, ya que cada sociedad tiene su propia concepción del mundo, en función de su historia y cultura, por lo que en esta aspecto, fundamental por otro lado, tampoco se puede considerar como ciencia. Las concepciones del mundo no deben ser entendidas como filosofía sistemática, ya que deben ser entendidas como parciales y sectoriales y no pueden hacer previsiones exactas. Por último, se relaciona las concepciones del mundo con Marxismo y ciencia, y se concluye que el Marxismo no puede ser ciencia debido al materialismo histórico (muchos autores defienden precisamente que el Marxismo es ciencia precisamente por la teoría del materialismo histórico, cuando es lo opuesto), ya que define cómo debe ser la sociedad y no como es, y la ciencia no es el deber ser, sino que es el presente y es universal (el materialismo tampoco es universal).
La última fase del debate consistió en una ronda de opiniones y aportaciones personales sobre las lecturas, una crítica subjetiva y posibles interpretaciones de las lecturas. Aunque el tiempo con el que contamos fue limitado, surgieron diferentes ideas que cabe destacar: ‘La concepción del mundo no puede ser, en ningún caso, científica, ya que es totalmente subjetiva’, ‘Aún así, la ciencia, al ser de carácter humano, empieza desde la concepción del mundo, y por mucho que se depure, no se podrá eliminar del todo esa parte de la ciencia’, ‘La objetividad es una herramienta imprescindible de la ciencia, al revés de la concepción del mundo’, ‘La ciencia es ciencia porque es humana, y por tonta subjetiva, por lo que en cierta manera también podríamos considerar ciencia ciertas concepciones del mundo que se basen en la investigación y la empiricidad de los hechos’
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